sábado, 24 de agosto de 2013

Loser like me...

Pensamientos sobre la 2a temporada de "Glee"

Glee es la serie de los perdedores por excelencia. No es una serie convencional, precisamente porque coge los convencionalismos, los tira al suelo, los pisa, los vuelve a pisar y les escupe por si ha quedado algo tradicional entre sus pliegues.

Glee comparte con la serie de Lost algo bien simple: su argumento aparentemente absurdo. Cuando me recomendaron que viera la serie de J.J.Abrams pensé "cómo serán capaces de acabar una sola temporada con unos tíos que han tenido un accidente de avión en una costa, en una playa que tiene sus límites". A Glee le pasa lo mismo. La serie cuenta la historia de un coro de una escuela (Middle School, High School, lo desconozco, puesto que los "niños" me recuerdan a la Raquel Meroño y al Fran Perea de "Los Serrano", que, con 28 años, se enfundaban las mochilas para aprender los contenidos del currículum de 2o de bachillerato).

Sin embargo, este coro es un poco especial, en él se reúne lo más arquetípico de esa escuela: la capitana del equipo de animadoras, el capitán del equipo de fútbol, el malote, la chica de color, el minusválido, la rubia tonta, el homosexual, la chica asiática, la chica rechazada por su físico, etc. Todos ellos son perdedores, pero son grandes cantantes y grandes bailarines. Cantan sobre el amor, la amistad, sobre lo humano y lo divino, unas canciones pasadas por algún tipo de aparato electrónico que convierte la voz en algo celestial, cierto es, pero si nos creemos que los elfos, los enanos y los ents pueden convivir, pongo a Dios por testigo que yo me creo que estos chicos cantan bien.

Como la máxima de renovarse o morir es algo que parece ser que los productores siguen muy bien, una serie de estas características necesita renovarse con la incorporación de nuevas caras, atreviéndose, incluso a dedicarle un capítulo a Brittney Spears, que incluso hace un cameo en un vídeoclip, perdón, en un fragmento de un capítulo (a veces no sé si estoy viendo una serie musical o "Del 40 al 1"). El gran cameo de esta temporada ha sido el de Gwyneth Paltrow, que interpreta a una sustitua capaz de disfrazarse en clase, de dirigir el coro y de bailar una mezcla de Umbrella-Singing in the Rain con Will Schuster.

Pero las incorporaciones relevantes son las de los nuevos miembros del coro. En la escuela aparece Sam Evans, un chico nuevo, rubio, que rápidamente entra en disputa con Finn por obtener el puesto de "quarterback" y por conseguir el amor de Quinn. Rubio, apuesto, jugador de fútbol y buen cantante, tres rasgos que lo convierten en un perfecto componente para el coro. Cierto es que es un personaje que nos resulta un poco antipático desde el principio, pero como decía al principio, lo típico se acaba convirtiendo en una burla de sí mismo. 

Y llega un capítulo en el cual este personaje se mofa de sí mismo, convirtiéndose en un Justin Bieber de pacotilla con capucha y tupé completamente perfecto. La chulería deja paso a la humildad. Y lo convierte en alguien entrañable, cuyo futuro veremos en la 3a temporada, aunque lo intuimos a partir del baile de graduación, en el cual es capaz de invitar a una de las componentes del coro menos agraciada.

Otro de los personajes que se incluyen en esta segunda temporada es el contrapunto homosexual de Kurt, Blaine. Es verdad que las relaciones amorosas predominan en la escuela y en el coro. Y los creadores necesitaban que Kurt se enamorase de alguien que no fuera el propio Finn. Y es aquí donde entra Blaine. Él pertenece a otro coro, los Warblers, de otra escuela, más pija que la del Glee Club, y donde Kurt encuentra un lugar donde no es rechazado por su orientación sexual. Blaine es un persona que se desarrolla poco durante la segunda temporada. Aparece porque Kurt lo necesita, pero Glee nos ha enseñado que todo lo que empieza bien, siempre tiene obstáculos que superar. Y quizás la tercera temporada nos depara nuevas sorpresas

Y por último tenemos a Lauren Zizes, la capitana del equipo de lucha del instituto. Ella se incorpora al Glee club porque Puck se lo pide. Es un personaje curioso, que resulta atractivo en algunos momentos y odioso en otros. Su cometido es el mantener a Puckerman a raya y hacerle la vida imposible a Quinn, porque ella también desea convertirse en reina del baile. En algunos capítulos, este personaje sobra, su aspecto físico es el que más nos atrae como personaje, sin embargo, ya tenemos a Mercedes como chica acomplejada por su físico. No obstante, Lauren da una lección cuando explota ese físico del que muchas personas se avergüenzan. 

Y por última, ella, la mala. Una de las malas más esperpentizadas, junto a Dolores Umbridge en la quinta entrega de los libros de Harry Potter,  de todas las series, Sue Sylvester, la entrenadora de las animadoras. Su odio hacia el director del Glee Club, Will Schuster, inunda cualquiera de sus apariciones. Es capaz de mentir, sobornar, insultar, crear un equipo de supervillanos para derrotara Will. No es, en absoluto, un ser inverosímil. No mucho más de lo que resultan otros personajes. Es, eso sí, un personaje extremo, al cual extrañamos en los capítulos en los que no aparece. La nube de azúcar en la que viven muchas veces los componentes del coro es azotada por el trueno de sus gritos. Ahora bien, su humanidad emana por sus poros cuando descubrimos que su hermana tiene Síndrome de Down y que su principal colaboradora en las animadoras, también lo tiene. El esperpento, como demostraría Valle-Inclán, también necesita momentos de realismo, como el capítulo del niño muerto en "Luces de bohemia". Y Sue también nos hace disfrutar de esos momentos, breves, eso sí, pero intensos, al fin y al cabo.

Nadie escapa a la noticia que se produjo el 13 de julio de este mismo año, 2013: la muerte de Cory Monteith (Finn), a causa de una sobredosis. Su vida se truncó a los 21 años, como la de tantos otros a causa de las drogas. Finn no volverá a perseguir a Rachel, a enamorarse de Quinn o a pelearse por Kurt... Requiescat in pace





Glee nos enseña que todos somos un poco perdedores. Es una serie capaz de obligarnos a tener un pañuelo cerca, porque nos puede hacer llorar a lágrima viva o llorar por las situaciones más absurdas. Esta canción, titulada "Loser like me" es la canción que define la serie, y quizás nuestras vidas. Nos muestra cómo todos hemos sido perdedores alguna vez, y cómo en algún aspecto de nuestra vida, lo seguimos siendo. Nos enseña cómo aquello de lo que nos avergonzamos es lo que nos hace ser diferentes y cómo en el fondo a todos nos gustaría decir al mundo "You wanna be a loser like me"







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